Lo único que no se puede comprar es el amor
¡Último posteo de #elcinesegúnmadmen en el blog! Llegó la hora de buscar nuevos horizontes de publicación, así que acá va mi último regalo con la última película referenciada en la serie, que de alguna u otra manera ha estado presente durante las siete temporadas con esa tesis de que lo único que no se puede comprar es el amor. Para esta ocasión contamos con la colaboración especial de nuestra queridísima @crawfords también conocida como @pelisqvi
En el capítulo “Severance” (S7 E8) una mujer posa con un tapado de visón para Don Draper, es lo único que lleva puesto, él le pregunta cómo se siente y ella le responde que nerviosa a lo que Don le contesta: “cuesta 15 mil dólares”. Mientras posa, empieza a sonar “Is that all there is?” de Peggy Lee. El plano se abre y todos los hombres de la empresa le agradecen a Cindy, la modelo, que acaba de posar con el producto a vender. En Mad Men, ese mundo de hombres de negocios, todo es susceptible de intercambiar por dinero.
En la escena siguiente Don, Roger y tres chicas ocasionales están tomando algo en un bar, Don cuenta una historia de su infancia pobre en la que vivía con su madrastra en un burdel a lo que Roger lo interrumpe para pedir la cuenta llamando a la camarera “Mildred Pierce” (Michael Curtiz, 1945), también conocida como «El suplicio de una madre».
El mítico melodrama de madre con toques de policial negro que tiene a Joan Crawford como protagonista —quién en el primer plano también aparece con un tapado de visón—, una madre que para mantener a sus hijas pasa de camarera a empresaria de una cadena de restaurantes con su nombre. Asimismo, es una actriz a la que el protagonista de la serie ama desde las primeras temporadas, hasta le dice a su esposa Betty: “a algunos hombres les gustan las cejas, a todos nos gusta Joan Crawford”.
La camarera se acerca a la mesa, Don se disculpa por el comentario de Roger y se la queda mirando hasta decirle: “¿te conozco?” Luego Roger «se disculpa» dejándo cien dólares de propina. Lo que sigue después de esta escena es casi lo de siempre en Mad Men: la obsesión de Don por lo que no puede obtener y quiere comprar con dinero porque es lo que aprendió en el burdel y porque sabe que su condición de varón es la de “poseer”.
La camarera Diana, además le hace acordar a su antigua amante Rachel Menken, quien se le aparece durante todo el capítulo como una visión, vestida con el tapado de visón mientras hace las audiciones con las modelos. Luego se entera que Rachel acaba de morir, entonces va al bar, tiene sexo con la camarera y ésta le dice que ya están a mano por lo de la propina. Pero él siempre quiere más, es la insatisfacción hecha hombre y a su vez esa obsesión necrófila (a lo Vértigo) con su antigua amante Rachel y con su propia madre muerta que era prostituta.
En “Mildred Pierce” también todo corre en torno al dinero, pero el dinero ahí lo consigue una mujer, la que mantiene los caprichos de una hija engreída, un marido sin trabajo y luego un amante vividor. En la película, el personaje del amnate, Monty (Zachary Scott), en un momento le dice a Mildred “siempre quise saber lo que es recibir propinas” o “nuestra cuenta está saldada”. Mildred compra con dinero el cariño de su hija Veda (Ann Blyth) mientras que descuida a Kay que muere siendo una niña. Don compra con dinero todo lo que esté a su alcance pero en el fondo lo que quiere es amor (hasta el personaje de Joan intercambia su cuerpo por dinero para obtener una mayor posición en la agencia).
En otro momento del film, Mildred vuelve de un largo viaje y le pide a su amiga y socia Ida (Eve Arden), que le sirva un vaso de whisky a lo que esta le dice que antes nunca bebía de día y Mildred responde “adopté un hábito de hombres”. A lo largo de la película, y desde que se separa de su marido, Mildred triunfa en los negocios, otro ámbito masculino por excelencia. Pero tal y como pregona el Código Hays de censura, la mujer no puede tenerlo todo, algo tiene que sacrificar, esas son las reglas del juego.
Así como en el comienzo del capítulo, en el inicio del film, Mildred aparece con su tapado de visón perdida y deambulando por un muelle, para luego dar lugar al flashback que nos contará cómo llegó hasta ese momento. Así como dice la canción de Peggy Lee “¿es acaso esto todo lo que hay?”. A Mildred, lo único que le queda es ese tapado… ¿y a Don?
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